jueves, 29 de julio de 2010

¡Liberate del ego!

del Sitio Web ElVirajeHaciaLaLuz


Quienes están en la “búsqueda” interna, habrán advertido ya a ese astuto e intrigante aspecto de la personalidad que nos lleva a creer que, o somos lo máximo, la última maravilla del universo… o que valemos poco menos que un escarabajo, como el personaje de “La Metamorfosis” de Kafka.



Producto de este mundo dual, el ego se hace presente desde que retornamos a una experiencia más en este plano de las mil formas y falacias de “Maya”, el sutil velo que nos conduce a creer en la “realidad” de la separación y el sufrimiento en esta vida.

Es la “conciencia” de este plano en donde aprender a ver contrarios y opuestos, resulta totalmente natural. Desde pequeños aprendemos a juzgar todo como bueno o malo, apetecible o repugnante, claro u oscuro, bello o desagradable.

Conforme cobramos conciencia, nos damos cuenta que el ego no es más que un triste remedo de nuestro verdadero "Yo Interno". Cuando el ego juzga y compara, el espíritu acepta sin condiciones. Si el ego condena, el espíritu libera. Mientras el ego recrimina, el espíritu incentiva y alienta. El ego ensalza y enardece, en tanto que el espíritu te calma y te lleva a vivir en paz…

Al darte cuenta que "el mal" no existe, que es una idea que el ego ha sembrado en tu mente, recapacitas y adviertes que la “separación” tampoco es real. Que lo real es la unión, la Unicidad en el Todo, y que la integración y el fin común de todo hálito de vida en el universo, es el retorno a casa. A la reconquista de nuestra verdadera esencia: la Luz.

Gerald G. Jampolsky, psiquiatra y gran seguidor de "Un Curso de Milagros", dice en su libro: “De la Oscuridad a la Luz”: “El camino del ego es hacernos olvidar a Dios, al adherirnos y atarnos a la gente y a las cosas… El camino del espíritu es hacernos recordar a Dios al no tener ataduras, y al dar nuestro amor incondicional a todos”.

Entre los clásicos dictámenes del ego encontramos: necesitas tener a alguien que te quiera y que casi se vuelva posesión tuya, para sentirte seguro socialmente… Para ser un “triunfador” en la vida, debes poseer deslumbrantes maestrías y doctorados… El “status” social y económico es esencial en tu vida… Más vale andarte con cuidado porque la gente es traicionera y sólo quiere tomar ventaja de ti… El mundo está lleno de peligros y mezquindades…

Es decir, que el panorama de “atrocidades” que el ego nos presenta es interminable. Ya es tiempo que cobremos conciencia definitivamente para revelarnos ante tales miedos y falacias, dándonos cuenta que somos luz y amor, para fundirnos y con-fundirnos con el resto de los seres, y el universo. Es tiempo de hablar alto y sin miedos, porque es el espíritu quien se expresa a través de nosotros.

Nunca más temeremos dar amor, reconocimiento, ánimo, una palabra de aliento a los demás, porque es de lo que todos nos nutrimos y de lo que tanto está necesitado este mundo. De Luz, de entusiasmo, de buenas vibraciones. Eso que sólo existe y surge desde el corazón, y que es tan fácil… ¡y gratuito para compartir!

Ya es tiempo de sacar al ego por la puerta el olvido, bajo consigna de no retorno. Sabemos que es empecinado, tratará de regresar a nuestra casa para reinstalarse en nuestro interior día con día. Pero habrá que redoblar cuidados y no dejar que nos amedrente más con sus miedos y temores. Con la bandera del amor y la confianza en la vida y el universo, tu sendero no puede más que ir como por sobre ruedas.

El universo se hará cargo de ti cuando lo único que hagas a partir de ahora sea compartir los dones que portas en tu talega: tiempo para compartir con los demás, un oído atento para escuchar las vicisitudes ajenas, un corazón abierto para celebrar la feliz noticia del vecino, fe y entusiasmo para prodigarlos con algunos fatigados peregrinos…

No tendrás más temores porque sabrás que si das, encontrarás un corazón animoso capaz de responder de la misma manera. Porque en vez de amenazas verás oportunidades. En vez de ventanas cerradas encontrarás puertas abiertas. En lugar de gestos melancólicos, recibirás multitud de francas sonrisas. Lejos de carencias, encontrarás desbordante abundancia por doquier. Y, a cambio de tristeza y desesperanza, vendrán a tu encuentro actitudes de fe, plenas de confianza.

Al cambiar de “consejero”, al romper las ataduras del ego y abrir la conciencia a tu "Voz Interior", podrás unirte nuevamente a las palabras de Gerald G. Jampolsky, al decir: “creo que solamente existe una atadura que nos puede salvar y que puede darle paz al mundo, y es la atadura de darnos Amor Incondicional los unos a los otros…”

Elvira G.

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