lunes, 7 de junio de 2010

Carta del jefe Seattle a Franklin Pierce (1854)

Carta que envió en 1855 el jefe indio Seattle de la tribu Suwamish al presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce, en respuesta a la oferta de compra de las tierras de los Suwamish en el noroeste de los Estados Unidos... lo que ahora es el Estado de Washinton.

Los indios americanos estaban muy unidos a su tierra no conociendo la propiedad, es más, consideraban la tierra dueña de los hombres. En numerosos ámbitos ecologistas se le considera como "la declaración más hermosa y profunda que jamás se haya hecho sobre el medio ambiente"



"El Gran Jefe Blanco de Wáshington nos envia el mensaje de que quiere comprar nuestras tierras. El Gran Jefe nos envia también palabras de amistad y de buena voluntad. Algo muy amable por su parte, pues sabemos que él no necesita de nuestra amistad. Sin embargo nosotros meditaremos su oferta, pues sabemos que si no vendemos vendrán seguramente hombres blancos armados y nos quitarán nuestras tierras. ¿pero cómo es posible compar o vender el cielo o el calor de la tierra?. No comprendemos estas ideas si no somos dueños de la frescura del aire ni del reflejo del agua. ¿Cómo podríamos comprarlos o ven
 derlos?, pero tomaremos una decisión el gran jefe de Wáshington podrá confiar en lo que diga el jefe Seattle con tanta seguridad como la que pueda tener en el transcurrir de las estaciones del año. Mis palabras son como las estrellas, nunca tienen ocaso.


Cada partícula de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada brillante aguja de un pino, cada grano de arena de las playas, cada gota de rocío de los sombríos bosques, cada calvero, el zumbido de cada insecto, todos son sagrados en la memoria y en la experiencia de mi pueblo. La savia que asciende por los árboles lleva consigo el recuerdo de los pieles rojas.

Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra donde nacieron cuando parten para vagar entre las estrellas. En cambio nuestros muertos no olvidan jamás esta tierra maravillosa, pues ella es nuestra madre. Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas, el venado, el caballo, el gran águila, son nuestros hermanos. Las cumbres rocosas, los prados húmedos, el calor del cuerpo de los potros y de los hombres, todos somos de la misma familia..."


“Soy un salvaje y no comprendo otro modo de vida. Tengo vistos millares de búfalos pudriéndose abandonados en las praderas, muertos a tiros por el hombre blanco. Soy un salvaje y no comprendo como una maquina humeante puede importar más que el búfalo al que nosotros matamos solo para sobrevivir (…)”

“Debéis enseñar a vuestros hijos, lo que nosotros hemos enseñado a los nuestros, que LA TIERRA ES NUESTRA MADRE. Todo lo que le ocurre a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra, si los hombres escupen en el suelo, se escupen a sí mismos (…)”

“Sabemos una cosa, que quizás el hombre blanco descubra algún día: Nuestro dios es el mismo Dios”
Jefe Seattle

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